¿QUIEN NO HA SUFRIDO ALGUNA VEZ EN SU VIDA DE DOLOR O MOLESTIAS EN LA ZONA LUMBAR? Se llama lumbalgia y afecta a la mayoría de la población adulta con regularidad u ocasionalmente.
La lumbalgia es el dolor en la parte baja de la espalda, concretamente en la zona lumbar. Como su propio nombre indica, es problema está en las lumbares, parte baja de nuestra columna vertebral, las vértebras se ven afectadas por diversos motivos. Malas posturas, cargar peso de manera inadecuada, el sobrepeso, el embarazo o lesiones preexistentes aunque muchas veces ocurre sin circunstancias particulares…y comienza el dolor para avisarnos. En casos más graves de lumbalgia aguda es cuando una persona se queda “enganchada” sin poder levantarse.
Lo común es tomar un calmante para que dejemos de sentir dolor, pero la raíz el problema sigue sin ser tratada y puede ir agravándose con el tiempo.
Pues bien, como ejemplo, debido a que hemos estado sentados en una mala postura mucho tiempo las vértebras de la zona lumbar se desplazaron ligeramente y los nervios de la medula espinal se han pinzado. Como resultado la mala comunicación entre cerebro y resto del cuerpo mediante estos nervios y al no haber buena comunicación y algo estar “fallando algo” comienza el dolor como aviso.
Entonces, ¿quién es el especialista al que tengo que recurrir?
El quiropráctico es el especialista indicado en estos casos. Su cometido es reajustar las vértebras de la columna vertebral devolviéndolas a su correcta posición, permitiendo que la comunicación entre cerebro y cuerpo sea correcta a 100%.
Son ya múltiples los estudios que confirman la eficacia de la quiropráctica contra la lumbalgia. Siendo un tratamiento natural y 100% seguro para todos. El resultado es a largo plazo, evitando problemas de salud más graves en un futuro, y sus respectivos costosos tratamientos.
Según asociaciones como la JAMA (Asociación Médica Americana) o ACA (Asociación Quiropráctica de América) la quiropráctica ayudo a la mayoría de los pacientes que iniciaron su tratamiento a reducir el dolor y notar mejorías en un 85%. El porcentaje de quienes finalmente tuvieron que recurrir a la cirugía como recurso final fue tan solo el 1,5%.
